Orografía
Enclavado en la montaña lucense, Baralla presenta una orografía irregular y accidentada, con elevaciones comprendidas entre los 600 y 900 metros de altitud. Enmarcada en el conjunto de las Sierras Orientales de Galicia, su escarpado relieve se caracteriza por la versatilidad: valles encajados y fuertes pendientes. Desde el punto de vista morfológico se pueden diferenciar dos grandes unidades: por un lado, un conjunto de sierras en el límite occidental: Sierra do Picato (844 m.), Serra do Galo (754 m.), Serra do Rañadoiro (901 m.), Penas da Cabra (943 m.), Serra da Lagoa (759 m.); y por otro lado, los valles: Lexo, Neira de Xusá y Neira de Rei. La principal cuenca fluvial del municipio es el río Neira, afluente del Miño. El clima es atlántico-continental, con lluvias frecuentes y abundantes. Los inviernos son largos y fríos y, los veranos cortos y frescos. Consecuentemente, las duras condiciones climáticas y morfológicas han condicionado la ubicación y aprovechamiento del medio por el hombre. Por lo que se refiere a la vegetación, la tónica general es la variedad y la riqueza florística: en los valles, praderas y campos de cultivo; en las laderas, extensas comunidades de carballos, arces, hayas, abedules y, en las cumbres matorrales y cervunales.
Socioeconomía.
La base económica del ayuntamiento de Baralla se encuentra en el sector primario. Agricultura y ganadería están íntimamente unidas: explotaciones mixtas que combinan la ganadería, la agricultura y la explotación de los recursos forestales. Por lo que se refiere a las explotaciones agrícolas, en ellas conviven el policultivo de autoconsumo (hortalizas, legumbres, patatas) y el cultivo de cereales. La explotación de la cabaña ganadera, (vacuno, lanar y de cerda), se ha intensificado en los últimos años en detrimento del subsector agrario. El tamaño de las explotaciones es reducido, de tamaño familiar, con una media de 10 cabezas por unidad de explotación. La explotación forestal es un complemento de la economía y, relacionada con ella está toda una industria de transformación: aserraderos. En cuanto al sector secundario está escasamente desarrollado: la industria depende del sector agropecuario con la fabricación de piensos y la transformación de los recursos madereros. El sector servicios, en crecimiento, ha centrado su oferta en el turismo rural. El comercio es al por menor, de estructura familiar y escasamente especializado. La capital municipal es el principal foco comercial y de servicios.